Los comerciantes de AICELA se ponen en el lugar del otro para demostrar que el comercio local es flexible

Los comerciantes de AICELA se ponen en el lugar del otro para demostrar que el comercio local es flexible


AICELA ha celebrado otro Día de los Inocentes con una pequeña nueva broma a sus clientes con la campaña ‘Ponte en mi lugar’. Un treintena de socios de la asociación han vestido un delantal y han partido durante buena parte de la mañana a un comercio distinto al suyo. La actividad es una de las últimas del año y está enmarcada dentro de la campaña de Navidad que llevan a cabo estos días.

Muchos de los mostradores de las tiendas y servicios de La Almunia han visto modificada su plantilla con motivo de esta actividad. Eran varios los clientes habituales los que estaban sorprendidos al ver al carnicero haciendo masajes, o al camarero vendiendo lencería, pero que finalmente salían satisfechos de sus compras. Con esta acción los comerciantes han querido destacar que el comercio local puede llegar a ser muy flexible y adaptarse a las consecuencias que pueden presentarse en la vida.

Una mañana de sorpresas

La mañana arrancaba temprano con una quedada de los participantes en la Plaza de La Paz para ir hacia sus nuevas localizaciones. El primero de los cómplices del gran engaño ha sido el presidente de la asociación, quién ha realizado un masaje facial en uno de los gabinetes de estética. Seguía con un informático vendiendo fruta y verdura, o una fotógrafa cortando embutidos. Durante la mañana los vecinos y visitantes recibían la sorpresa con alegría y diversión. E incluso existen casos en los que las ventas no han decaído, según explican los portavoces de AICELA.

‘Ponte en mi lugar’ sigue la estela, aunque más diferenciada, de la campaña realizada por AICELA en 2019 en la que muchos de los escaparates de la localidad “se pusieron en alquiler” para denunciar otro problema: la posible desaparición del comercio de proximidad. Con todas estas acciones los socios de AICELA quieren transmitir el mensaje de que el comercio local es vital para la vida de una localidad, y no solo para poder tener suministros, sino para la socialización de los propios vecinos.